12 mayo, 2006
¿siempre hay una razón?
Pensaba en dios poco y nada. En general no hay mucho tiempo para pensar en cosas tan abstractas. De todos modos se maravilló ante la belleza de los Jacarandá de la calle Paullier. Ella caminaba por Bulevar España, perdida en los pensamientos, deseando tener una brújula. No una de veras. Algo que le indicara el norte. Pero se dejaba vagar. Siempre encontraba historias más conmovedoras para habitar y salirse de la rutina.
Atardecía. Los atardeceres no siempre son iguales. Dobló en Bulevar Artigas rumbo a algún lugar que no había decidido. El paso por la Facultad de Arquitectura la sorprendió pensando en la arquitectura humana. Fisonomía diversa y distinta, estructura y personalidad similares. Todos nos parecemos en algo, pensaba mientras las piedras grises amenazaban con hervir a la puesta del sol.
Por fuera somos distintos. Por dentro no tanto. Habemos parecidos y distintos. Aunque no creía en el horóscopo, y el destino en general, a veces dudaba de algunas cosas.
Las personas no se cruzan en la vida porque sí, siempre hay una razón. O siempre se encuentra una.
Somos distintos, tanto que nos deprimimos sintiéndonos incomprendidos, pero cuando encontramos a un ser humano que confiesa su humanidad, terminamos encontrando que no estamos tan solos.
Yo re lejos de Montevideo a veces
me parece que camino y al final
de la clle ,alli ,alli voy a ver
la facultad de arquitectura o el parque rodo.
Camino mas ,y el oasis se pierde
Que cosa no!!!
Raque;
ya caminaremos juntas por ahí, hermanita.
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