18 septiembre, 2006
sueño
tengo un sueño recurrente. estoy en una guerra. sé que es una guerra porque veo claramente el miedo. gente que corre a los búnkers, ruido de aviones, ruido de misiles. ruido de guerra. no hay soldados, es decir, nadie viste de verde. tampoco hay armas, es decir, armas convencionales. no, no me malinterpreten, tampoco hay armas de las que buscaban allá en irak, no. la gente se defiende y ataca con lápices y lapiceras. punzantes lápices mecánicos, tinta que explota en rostros. puedo leer faber castell, steadler, hasta algún marcador pilot. la sangre se mezcla con la tinta, los cuerpos en el suelo están teñidos de colores varios. restos de grafos por todos lados.
sin embargo, en ningún lugar hay algo escrito. no hay diarios, ni cuadernos, no hay carteles ni graffitis. inubicable, dolorosa, es esa guerra en mi sueño recurrente.
me despierto con la convicción de que las palabras duelen, tanto como puede doler la ausencia de las mismas.
sin embargo, en ningún lugar hay algo escrito. no hay diarios, ni cuadernos, no hay carteles ni graffitis. inubicable, dolorosa, es esa guerra en mi sueño recurrente.
me despierto con la convicción de que las palabras duelen, tanto como puede doler la ausencia de las mismas.
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Nihil humani a me alienum puto (Terencio)
duelen tanto cargadas como vacías
duelen de hambre, duelen de duelo
duelen tambien escucharlas si no estas preparado
duelen recordarlas, cuando hubieron naufragado
duelen decirlas, mismo si son incomprendidas
duelen callarlas, como abrigo de las charlas propias
y más solitarias.
un beso, dinis
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duelen de hambre, duelen de duelo
duelen tambien escucharlas si no estas preparado
duelen recordarlas, cuando hubieron naufragado
duelen decirlas, mismo si son incomprendidas
duelen callarlas, como abrigo de las charlas propias
y más solitarias.
un beso, dinis
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