07 diciembre, 2006

Humilde Compañero

me acuerdo que un día me llamó a su oficina en el diario para hablar de algo relevante. esa misma noche se ofreció a llevarme a mi casa, pero luego supe que era para comprobar que yo vivía donde decía que vivía. le expliqué que recién me había mudado. él me explicó que era algo que tenía que hacer. nos entendimos los dos.
a veces me llamaba porque tenía problemas con la computadora. entonces iba, en general para descubrir que era un problema mínimo y entonces teníamos charlas memorables que terminaban con la recomendación o el préstamo de algún libro bueno. se quejaba de mi incapacidad para leer francés.
hace poco tiempo le mandé un poema que escribí. se alegró y me dijo que siguiera cultivando las letras.
sus palabras siempre fueron para mí las de un maestro. un maestro que la vida en sus vueltas me encontró para respetar y escuchar. sabio él, curioso también, sensible como pocos hombres. era capaz de contarme su intimidad esperando mis palabras como las de una amiga. nos entendíamos bien. era un amigo, un maestro y también un líder.

Comments:
¿De quién hablás? Como justo hoy me desayuno con la muerte de un compañero frenteamplista quería saber si era la misma persona. A lo mejor estás en las antípodas, pero que no sea por no preguntar. Saludos!
 
claro que hablo de Hugo. el Humilde Compañero, como las iniciales indican.
 
Se me había escapado lo de las iniciales...
 
Como me gusta descubrir un blog que me guste.

Me pregunto qué le pasó a Hugo...
 
.
 
ah, ceryle, Hugo era un hombre ejemplar, un marxista precioso, lamentablemente falleció estos días y dejó una especie de tristeza triste.
tuvo un infarto a sus jóvenes 69 años.
me alegro mucho que te guste el blog, sos bienvenida siempre.
dina
 
Lo siento. Volveré seguramente, ya te hice un link en mi blog.
 
Pero si seré lenta. Hablás de Hugo Cores. Recién me entero. ¿No se podía nombrar?
 
ceryle: claro que se podía nombrar, me daba cosita nomás. gracias por el link!
 
Me gustó que Hugo se bajara del auto, tocara timbre en una casa al azar, pidiera un médico y le respondieran amablemente: "Está en casa de compañeros."

Ese instante, precisamente, quiero vivirlo como reconfortante, extraña mezcla de alivio y flashback.
 
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Nihil humani a me alienum puto (Terencio)