13 julio, 2009

terapias

El psicólogo la miró, miró el reloj y dijo "la semana que viene pasamos del sillón al diván". No fue una pregunta, resultaba una orden, algo que, además, sonaba imperativo en español rioplatense.
Sin embargo no opuso resistencia. Sólo pensó que el plural era figurativo en exceso. Incluso se imaginó al terapeuta junto a ella en el diván, borró la imagen insostenible. El hombre que tanto se parecía a Freud, tenía además una foto de Freud detrás de él.

La siguiente sesión de terapia llegó, ella entró al consultorio, se quitó el saco y lo puso en el perchero. Procedió primero a sentarse en el diván y lentamente se acomodó hasta quedar casi horizontal mirando el reflejo de Freud en el vidrio de la ventana.
Había cierta extrañeza, que resultó pasajera.
Empezó hablando de su infancia y a los diez minutos estaba en los motivos por los que, sospechaba, su marido la dejó por una mujer veinte años más joven.
A los veinte minutos ya no tenía nada para decir.
A los veintitrés sintió cansancio.
Pasó unos instantes mirando la esquina que forman las paredes con el techo. Pensó en decirle al terapeuta "sería conveniente que pasara un plumero por esa esquina". No dijo nada, pensó que seguramente ese hombre no habría tocado un plumero en su vida. ¿O sí?
Miró el rincón largamente. Tanto que perdió la noción del tiempo.
Las siguientes palabras vinieron desde algún lugar remoto que por un momento le costó distinguir.
"Es la hora" dijo el hombre, mientras la llamaba por su nombre.
Despertó del letargo, miró el reloj. Se disculpó. El hombre no dijo nada.
Había dormido más de media hora.
Al despedirse le pidió para volver al sillón. "Es que si no, la siesta se me hace demasiado cara".

Comments:
Acertado, crudo y real. Las terapias más efectivas, creo, se producen cuando hacemos catarsis con nuestros amigos/as.

Son situaciones donde te "desnudás" confiada de que ninguno/a se burlará de vos, y mucho menos se mostrará indiferente a tu descarga.

Más bien que se pondrá en tu lugar, sufrirá contigo y así, seguro, entre lágrimas y copas, encontrarán la solución para tu problema, y tal vez también para quien te esté consolando.

Es que la amistad lo puede todo, tal vez por ser incondicional y gratuita.

Un beso, TQM,
Eliza
laquincena@montevideo.com.uy
 
Los amigos son geniales, pero quien te analiza los sueños después de la siesta?
 
Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Nihil humani a me alienum puto (Terencio)