26 enero, 2007

sin vacaciones

El lunes llegó a la oficina con algo de ansiedad, había pedido vacaciones y esperaba que le respondieran al fin. Poca fue su sorpresa, sin embargo, cuando le dijeron que no podía tomar la licencia hasta junio o julio, dependiendo de complicadas circunstancias que no viene al caso detallar.
Sintió ira, rabia, bronca, lo mismo da, una calentura poco recomendable para esos días de enero que ya de por sí eran demasiado calientes.
Ahí estaba otra vez, en su escritorio, compartiendo el ambiente con esa tipa poco simpática y sus compañeros que la mayor parte del tiempo parecían mudos. Además, ya ni fumaba porque se había jurado dejar el hábito después de que le pasara un incidente con matices surrealistas, o sea que no tenía excusa para evitarlos salvo la de ir al baño.
Cuando le tocaba de pleno el vientito del ventilador se volvía a amargar con la ausencia de vacaciones.

Por fin, cuando terminó el suplicio, abandonó toda la tarea, puros números en realidad, para volver a su casa lo más rápido posible.
Llegó y lo primero que hizo fue poner agua en una olla para hacerse dos choclos. Mientras la olla estaba en el fuego se quitó el traje y lo dejó, desordenado, en una silla que tenía en la habitación. Encontró una caja con algunos cigarros y mandó al diablo todo lo que se había jurado, no era la primera vez así que no sintió remordimiento.
Apagó el fuego, se sirvió coca cola en un enorme vaso de la misma firma que la bebida, fue al baño y dejó que la tina se llenara de agua tibia tirando a fría. Mientras esperaba eligió un disco de música africana y lo puso a todo volumen.
Una vez que estuvo la tina llena, acomodó todo en el baño, decidió que lo mejor era una mesa ratona que no usaba y tenía en el comedor, así que fue y volvió. Puso el vaso de coca, el plato con choclos, los cigarrillos, se había olvidado el encendedor y tuvo que hacer otro viaje, se miraba desnudo corriendo en busca de un encendedor y no pudo evitar reír de si mismo. Aprovechó y llevó también un cenicero. La música sonaba maravillosamente desde el baño, se sintió bendecido. Se le ocurrió que sería bueno tener también algo de brisa y salió otra vez corriendo a buscar el ventilador. Ahora sí, tenía todo.
Entró en la tina salpicando agua para todos lados. Se sumergió completamente unos instantes y después echó mano a uno de los choclos, lo comió con voracidad mientras le caía agua desde el cabello mojándole cuando tragaba.
Dejó los restos en la mesa, fuera del plato, y encendió un cigarrillo que fumó al tiempo que bebía grandes sorbos de bebida. La brisa se hacía más fresca porque estaba mojado, disfrutaba como si de la playa se tratara. Eructó un par de veces pensando en la última vez que había estado en la playa con Elena, después borró a Elena de la escena, que bien merecido se lo tenía, y se río. Así valía la pena vivir.
Disfrutó todo, se juró volver a hacerlo antes de dormirse por lo que dejó el ventilador, la mesa y los cigarros en el baño.
Sonó el teléfono, era su madre, la atendió todavía mojado. Le habló calmo y descansado, le contó que no tendría vacaciones pero que tampoco le importaba.


Comments:
Eso sí son vacaciones, qué tanto...
Me gustó mucho, ta re bien pintado, pude verlo en bolas corriendo de un lado para otro, armando todo el show.
Vamo arriba con la serie!
Un abrazote.
 
"Sin vacaciones" me encantó. Se ve la idiosincracia masculina frente a los avatares de la vida... :) :) :)
Vos y yo conservaríamos la calentura a pesar del baño refrescante, la coca, los choclos y los puchos... :) :) :)
Besote, Eliza.
http://blogs.montevideo.com.uy/elizaymiguel
 
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Nihil humani a me alienum puto (Terencio)