08 agosto, 2007

leche

Está nevando, la 409 está llena. Vamos apretados, abrigándonos.
Sentada, va una señora con su bebé, un año tendrá el niño. Grita, más que gritos, son aullidos.
Incluso el conductor mira por el retrovisor buscando la fuente de tanto alboroto. Repentinamente se hace silencio.

Busco al niño, quiero saber qué lo tranquilizó.
Lo veo prendido a una teta. Qué frío, pienso, mirando a la mamá.
Chupa y chupa el nene.
Cuando termina, satisfecho, mira el techo y grita. Tiene los cachetes colorados. Se mueve un poco y al rato, sedado, se recuesta en la mamá. Ella lo mira y suspira.


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Nihil humani a me alienum puto (Terencio)