28 junio, 2006

una curiosidad urbana

Frente a la rambla, donde termina o empieza avenida Brasil, hay una plaza con cierto aspecto circular. En su centro hay una especie de disco, entre el empedrado, no recuerdo el material, pero es claramente distinguible. Desde allí uno puede gritar y escuchar la resonancia de una forma verdaderamente particular.

El eco, o reverberación, como quieran llamarle, se percibe precioso en ese preciso punto, en conjunto con el ruido de las olas y, claro está, con el tránsito que en ese sitio no suele cesar.
Es un punto sonoro de la ciudad, de una sonoridad propia e íntima, obviando los edificios, bancos, bares y demás, especialmente de noche, mirando las estrellas. Si hay luna, mucho mejor.
Dentro de la urbe es un lugar para gritar, no para ser escuchado, sino para escucharse.


Comments:
cuando pase por ahí, si no me da mucha vergüenza, capaz que hago la prueba...
 
dejando la verguenza de lado, es el mejor lugar para una proclama de amor.
dale, probá una nochecita y después me contás!
 
y los murciélagos ahí se vuelven loquitos
 
Estuve en ese lugar muchas veces. Nunca me quedé tanto tiempo igual como la vez que estaba colgado. Fueron unos cuantos minutos en los que pensé que estaba conectado con algo más... y sí, mi estado de colgadera
 
jajajaja
 
Recuerdo bien ese lugar, alguna noche, antes de subir por br. españa hasta casa, me quedaba un rato ahí, como por fuera del resto, de las viejas tomaté del bar, de la rambla y su desfile, de los autos.
Taba bueno.
Comparto el afuera contigo, un abrazo.
 
gracias maga, una crack!
 
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Nihil humani a me alienum puto (Terencio)