19 diciembre, 2006

miopía

Fue mi maestra de escuela, a los siete u ocho años, la que descubrió que yo tenía miopía. Ella debe haber pensado bien de mí, tan correcta ella, que debió haber pensado algo así: a esta niña seguramente la aqueja un mal proverbial porque no puede ser que sea tan distraída.
Entonces llamó a mi madre para comunicarle que tendría otro gasto inminente, los lentes de la niña.
Veía tan mal que había comenzado a decirle mamá a cualquier mujer que estuviera cerca en la calle cuando mi verdadera madre se distraía en alguna vidriera. Me acuerdo la tristeza que sentí un día cuando una señora compadecida me dijo "no nena, yo no soy tu mamá". Ya estaba por largar el moco desesperadamente sintiéndome una niña abandonada cuando justo justito llegó mi mamita a salvarme de todos los males que por mi mente habían pasado.

Después de los exámenes que confirmaron mi desviación ocular fuimos por mi primer par de lentes. Estaba contenta pero más contenta estuve cuando en el ómnibus camino a casa descubrí que veía y qué lindo que veía. No podía creer lo colorido del mundo, la exactitud de sus formas, los rostros perfectamente delineados que ahora aparecían ante mí. Me acuerdo que mi madre iba sentada, debíamos ir en un 121 seguramente, y yo parada a su lado observando cada detalle. Pero de repente sentí, lo recuerdo bien, un malestar culposo, una culpa profunda tras llegar a la conclusión que los lentes, como todo lo que conocía, debía padecer el efecto del tiempo y por lo tanto gastarse.
Y si se gastaban mi madre se iba a enojar mucho porque yo los estaba gastando en mirar carteles sin sentido y rostros ajenos, y no había plata en casa como para andar despilfarrando en rostros y carteles. Yo sabía que ella me los había comprado para que mirara el pizarrón y a la maestra y fuera una buena alumna.
No hice nada, como era algo difícil de darse cuenta preferí callarme y disfrutar de mis nuevos lentes. Pensé que llegado el día, cuando se gastaran del todo, le diría que se me habían terminado haciendo los deberes.

Comments:
Dina! Te mando un saludo desde Barcelona.
You should know who i am
 
Qué precioso Dina. Abrazo.
 
como me acuerdo de eso
siempre que estoy en el oculista
rio sola del episodio que tiene
mas de 20 anhos
besotes
hermanita
 
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Nihil humani a me alienum puto (Terencio)