09 enero, 2008

Morandé 80

La puerta de Morandé 80, del Palacio de la Moneda, fue construida en 1906 por el Presidente Pedro Montt Montt.
Desde principios del siglo XX y hasta el golpe militar de 1973 la puerta de calle Morandé fue el acceso por el que históricamente ingresaron los presidentes de Chile a La Moneda.
A partir de ese momento fue el ingreso privado de los Mandatarios, quienes podían entrar y salir del Palacio normalmente sin necesidad de recibir el saludo protocolar de honor de la Guardia Presidencial.
El 11 de septiembre de 1973, tras el bombardeo a La Moneda, Morandé 80 fue el lugar por donde soldados y bomberos sacaron los restos mortales del presidente Salvador Allende. El incendio provocado por los ataques aéreos también destruyó las vigas de roble que sustentaban los pisos y techumbres. La puerta de pino fue removida y su espacio tapado por el hormigón, permaneciendo cerrada durante tres décadas.
El 10 de septiembre de 2003, durante la ceremonia que recordó los 30 años del Golpe de Estado, Ricardo Lagos reabrió esta histórica puerta y escribió en el libro de visitas dispuesto en el lugar: "Reabrimos esta puerta para que vuelvan a entrar las brisas de libertad que han hecho grande a nuestra patria".

Cuando uno habita una ciudad, no como turista, sino viviendo una rutina diaria, hay cosas de las que se pierde. Por eso aprovecho estos últimos días para ver las cosas que no me tomé el tiempo de ver. Morandé 80 era un pendiente. La puerta está cerrada, suele estar cerrada. Los 11 de setiembre la gente quiere acercarse a ella, pero una barrera de carabineros lo impide. La gente no tiene permiso para poner flores allí. Ojalá un día los carabineros no estén cuidando esa puerta. Ya dije cuánto me impresiona que vistan de verde...
Ayer había uno, de hecho hay un carabinero ahí todo el tiempo. Así que me acerqué y le pregunté qué había ahí adentro. Me dijo "oficinas". Le pregunté qué hubo allí antes. Me dijo que no sabía. Sin tono provocador, más curioso que otra cosa, le dije "pero durante la dictadura qué pasó...".
Respondió, o no respondió: "no sé, a mí esas cosas no me interesan, no es que no lea, pero sobre eso no quiero leer nada".

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Nihil humani a me alienum puto (Terencio)