24 junio, 2007

Santa María de Iquique

Corría el año 1907, en Chile gobernaba Pedro Montt, y los trabajadores de las salitreras de Tarapacá y Antofagasta hicieron una huelga en protesta por las miserables condiciones laborales. Miles de trabajadores (muchos de ellos peruanos, bolivianos y argentinos) bajaron desde la pampa rumbo a Iquique, habitada por 38 mil habitantes y demasiado pequeña para albergar a los 10 mil huelguistas que arribaron.
Fueron, entonces, instalados en la escuela Santa María, en pleno centro.
La historia es triste, como tantas otras historias de explotación. En este caso la presión de las empresas, que querían a los obreros trabajando y se negaban a negociar mientras siguiera la huelga, forzó al gobierno a sitiar a los trabajadores.
El general Silva, con sus tropas, instalados frente a la escuela sumó miedo con metralletas, que desde un barco de guerra enviado al norte a pedido de los de los dueños extranjeros de las salitreras, empezaron el fuego a las 15.45, obedeciendo las órdenes del Ministro del Interior Rafael Segundo Sotomayor Gaete.
Con los tiros vinieron las muertes y así la masacre.
No le extrañará a nadie que el Ministro Sotomayor relacionara la huelga a anarquistas extranjeros, además de censurar en la prensa la noticia para que no se supiera el desenlace de la huelga. La noticia sí tuvo cabida en los diarios obreros y así es que la matanza se conmemora año a año.

La historia tiene el tinte de las canciones de Viglietti, o del mismísimo Jara (que tanto cantó las canciones de Viglietti), y la traigo aquí porque hoy salió una nota al respecto en el diario La Tercera de Santiago. Hoy, cien años después, se anuncia la construcción de un memorial allí donde los muertos ni nombre tienen.
La noticia hace hincapié en que Víctor Farías y Carlos Donoso recopilaron documentos en Alemania y en Chile que darían una nueva interpretación a la matanza.
Dentro de la nota encuentro, con asombro evidente, que Donoso afirma que "pecaron de creerse mucho el cuento. Pensaron que la masa, estando uno o dos días más en Iquique iba a promover el cambio que ellos querían... Hubo un exceso de confianza en que jamás se iba a disparar".
Palabras que, evidentemente, vienen de alguien que jamás participó de una huelga, que no conoce la bendita ilusión del trabajador, de esa “masa” unida en lucha por sus derechos más elementales (en este caso la eliminación del pago con fichas, jornales a tipo de cambio fijo, balanzas para los pesos y medidas para las pulperías, escuelas para los obreros, entre otras peticiones). Un sentir que crece y se une al de los otros compañeros para avivar el grito y la necesidad. Un "cuento" que, creo, no debería ser desmerecido bajo ninguna circunstancia.
No sé quién sea Donoso, pero si cien años después, la perspectiva de la historia no le dejó nada, difícil es explicarle ese sentimiento. Cuánto lo lamento. Cuánta rabia sentí este domingo... (Para paliarla, escucho la cantata popular Santa María de Iquique de Quilapayún.)

Pregón:
Señoras y Señores
venimos a contar
aquello que la historia
no quiere recordar.
Pasó en el Norte Grande,
fue Iquique la ciudad.
Mil novecientos siete
marcó fatalidad.
Allí al pampino pobre
mataron por matar.
Allí al pampino pobre
mataron por matar.

Seremos los hablantes
diremos la verdad.
Verdad que es muerte amarga
de obreros del Salar.
Recuerden nuestra historia
de duelo junto al mar.
Por más que el tiempo pase
no hay nunca que olvidar.
Ahora les pedimos
que pongan atención.
Ahora les pedimos
que escuchen nuestra voz.

(El pregón es la primera parte de la cantata, compuesta por Luis Advis Vitaglich en 1969 y representada por Quilapayún en el Segundo Festival de la Nueva Canción Chilena en julio de 1970)


Comments:
No sabía esto. Se inscribirá quizás en las luchas anarquistas y socialistas de principios de siglo. En Argentina, unos años después, durante la década del 20 hay un alzamiento obrero en la Patagonia que también se liquidó a los tiros (la "Patagonia Trágica" que describió Bayer) y en el Chaco rebeliones en los quebrachales que se reprimen de igual forma.
 
llegue de casualidad al blog.
Gran nota, comparto plenamente la opinión acerca del "Señor" Donoso.
 
Hola!
Ná que ver pero por acá venden un vino chileno bastante bueno que se llama marqués de taparacá.
Nunca me tocó ser parte de una huelga, será por que uno ya no se la juega como antes o será que no soy el target, probablemente lo segundo. Acá la onda sindicato está tan politizada que da asquito, de hecho dicen que los sindicatos son bastante corruptos. A nivel laboral hay mucha menos solidaridad que en uruguay, ayer echaron a alguien, así, de un día para el otro...ni siquiera se hicieron comentarios, en serio. Yo me dí cuenta porque la fui a buscar y no estaba en su lugar. La gente acá ni siquiera putea en voz baja y eso me da un poco de miedo y hace que desconfíe más de todo y todos.
Un abrazo.
 
hola , mira mi blog ! despues hablamos de la originalidad del mombre

http://laconchadelasloras.blogspot.com/
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Nihil humani a me alienum puto (Terencio)