14 marzo, 2010

Chile

Iba en un 104. Era de noche. El ómnibus se detuvo antes de la Biblioteca Nacional. En la mitad de la cuadra unas planchas de madera compensada pintadas de blanco protegen una zona en construcción.
Me llama la atención como "visten" la obra con esas maderas, casi ocultando el enorme pozo que uno imagina que allí hay o la edificación sin terminar, protegiendo de las miradas curiosas cierta desnudez de la cuadra a la altura de donde no hay construcción. Partes pudorosas.

En ese compensado pintado de blanco alguien pintó "en Chile ganó una derecha sin complejos".
No pude evitar sentir algo, cómo decirlo, parecido a miedo mezclado con tristeza.

Complejo podría definirse brevemente, según la RAE, como "conjunto de ideas, emociones y tendencias generalmente reprimidas y asociadas a experiencias del sujeto, que perturban su comportamiento".
Qué pena la derecha, una derecha sin complejos y qué innecesario celebrarlo, casi desearlo, desde acá.

Antes que una derecha sin complejos prefiero una izquierda en terapia.
A los amigos chilenos les deseo que la tierra tiemble menos y cobije más.
Y que si tiene que temblar algo o alguien, que sea la tierra y no el pueblo.
Viva Chile, carajo.

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Nihil humani a me alienum puto (Terencio)