20 noviembre, 2007

la vida misma

ayer fui al teleférico de Santiago. el día era excesivamente caluroso, estábamos en pleno rodaje y creí que no lo disfrutaría. me sorprendió porque mirar Santiago desde esa altura (se llega a unos 2200 metros) es como mirar una maqueta donde las montañas adquieren una dimensión completamente distinta a las que tienen desde el llano. fue como ir al Parque Rodó cuando era niña, un placer.

estamos haciendo un programa sobre el valor de la vida, entrevistamos a personas que tuvieron o tienen enfermedades muy cercanas a la muerte y no dejo de sorprenderme a cada momento. confieso que me sentí especialmente conmovida por la historia de una adolescente de 17 años que fue trasplantada de ambos pulmones. mirar sus fotos de niña, su delgadez extrema, su espalda encorvada y de repente llegaron las fotos posteriores al trasplante, mucha emoción.
en cuestión de días su cuerpo dejó de gastar las energías en sobrevivir y se dedicó a crecer y ser una preciosa jovencita.

tenemos como objetivo que la gente que vea el programa piense en su vida, la valore distinto ojalá. pero no con el llanto fácil y la emoción obvia, no, lo estamos haciendo puramente documental, es decir, si la emoción nace es porque el personaje está contando su propia vida.
y la gente cuenta su vida, de hecho lo hace con una facilidad que no deja de sorprenderme. cuando le contamos el por qué del programa de inmediato cuenta. y no me refiero sólo a los protagonistas, ayer por Santiago mientras caminábamos con las cámaras (la gente no se resiste a las cámaras, se acercan y se quedan horas mirando lo que hacés, a veces preguntan a veces no, pero se quedan ahí, como si algo importante sucediera sólo porque las cámaras están ahí) encontramos otras historias que ni imaginábamos serían parte del programa.
en el centro de Santiago hay muchos puestitos de Tarot, y mientras nuestro personaje hacía fila para que le tiraran las cartas una señora nos contó que hacía dos meses pasó por ahí y decidió saber su destino. le dijeron que le rondaba la muerte. a los dos meses falleció su marido. lo cuento así, despojado, porque siempre es difícil conectarse con las emociones fuertes, ajenas y de desconocidos. ella le contó toda su vida a la cámara, con emoción, de la nada.

la necesidad de ser escuchado está siempre presente. desde que llegué sentí que el chileno es un ser reprimido en cuanto a sus emociones, capaz no, capaz era que hacía demasiado calor, y el destino nos permitió grabar material que nos sorprende todavía.

en el transcurso de la grabación nos cruzamos con tres manifestaciones distintas. el Palacio de la Moneda vive rodeado de gente y, de hecho, hay un cerco de vallas que impide acercarse mucho, a lo sumo a 70 u 80 metros. "sube el agua, sube el gas, pero los sueldos jamás", se me pegó el cantito, el mismo reclamo, distintas personas. igual en todos lados, eh?

Santiago, una ciudad tan humana y urbana como todas, y tan particular como Santiago misma.

Comments:
Tas laburando!
Qué bien!
Che, medio que nos hemos perdido la pista, a ver si escribo.
Un abrazo.
 
Tas laburando!
Qué bien!
Che, medio que nos hemos perdido la pista, a ver si escribo.
Un abrazo.
 
Tas laburando!
Qué bien!
Che, medio que nos hemos perdido la pista, a ver si escribo.
Un abrazo.
 
jajajaja, me salió tripleta!
 
Yo en cambio no subí al telesférico cuando estuve en Salta, de lo cual me arrepiento. Como todo habitante del llano tengo mi cosa con las montañas.
Su programación es fuerte, caramba! y que la gente le cuente a la cámara lo que no le cuenta en la vida al vecino me parece absolutamente real - así somos en estos tiempos, evidentemente.
 
estas laburando i es de la universidad
no me quedo claro
estari bueno ver el programa
decime si hay algun forma de hacerlo
besos
hermana
 
aclaro! estoy haciendo el examen de fin de semestre que consiste en un programa de televisión y eso es lo que hago che!
hermana, cuando lo tenga te lo mando con madre.
besote
dina
 
Ulschmidt, entonces esa "cosa" que uno tiene con las montañas es genérica?
le juro que por un momento creí que estaba enloqueciendo!
creí que era la falta de agua...
era tal el encierro que me provocaban... hasta que empezó a nevar, entonces se hicieron lindas.
ahora ya no. pero me les hago la indiferente.
besote
dina
 
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