31 octubre, 2006
después de todo
a D.F
Desperté del letargo, desperté y estaba en el centro de Santiago murmurando lo mismo que al quedar dormida, aprendí, aprenderé, voy aprendiendo, me debo la canción de la sonrisa y me deben pentagramas de esperanza. Pero eran otras las cosas aprendidas y otras tan distintas las esperanzas.
Recordé que hace más de diez años cantábamos lo mismo, en la calle Pagola, en el cuarto con dos camas, mientras pintaban el tuyo, mientras escribíamos una inconsciente novela de doscientas páginas para que nadie leyera. Sonaba Sansueña de fondo todo el tiempo y el trigo de la luna hacía sombra mientras el Darno nos parecía inmenso.
Fui una promesa atragantada, vos creciste y dejé de verte, verte me dolía por amor propio, por saberme perdida en una garganta que me tragaba y no me dejaba crecer. Era yo misma. Ahora, cansada de estar atragantada me dispongo a salir cual escupitajo. Estás conmigo otra vez, perdonándome para que me perdone.
Hoy despierto y te lo cuento, me siento prometedora otra vez, tengo esperanzas propias y ya no crezco en función de las ajenas. Diez años pasaron, diez, cuántas cosas y cuánta nada, concéntricas canciones y más nada. Los recuerdos vienen a regar el tiempo para que me asombre, para que me abisme, para que me anime.
Si diez años no pudieron conmigo, si diez años no me deshicieron, entonces llegaré a algún lado porque me hice fuerte en el trayecto.
Hoy no es lunes, y un mes termina, y qué me importa.
Hoy vuelvo a empezar.
Recordé que hace más de diez años cantábamos lo mismo, en la calle Pagola, en el cuarto con dos camas, mientras pintaban el tuyo, mientras escribíamos una inconsciente novela de doscientas páginas para que nadie leyera. Sonaba Sansueña de fondo todo el tiempo y el trigo de la luna hacía sombra mientras el Darno nos parecía inmenso.
Fui una promesa atragantada, vos creciste y dejé de verte, verte me dolía por amor propio, por saberme perdida en una garganta que me tragaba y no me dejaba crecer. Era yo misma. Ahora, cansada de estar atragantada me dispongo a salir cual escupitajo. Estás conmigo otra vez, perdonándome para que me perdone.
Hoy despierto y te lo cuento, me siento prometedora otra vez, tengo esperanzas propias y ya no crezco en función de las ajenas. Diez años pasaron, diez, cuántas cosas y cuánta nada, concéntricas canciones y más nada. Los recuerdos vienen a regar el tiempo para que me asombre, para que me abisme, para que me anime.
Si diez años no pudieron conmigo, si diez años no me deshicieron, entonces llegaré a algún lado porque me hice fuerte en el trayecto.
Hoy no es lunes, y un mes termina, y qué me importa.
Hoy vuelvo a empezar.
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