12 agosto, 2007

duda y dicotomía y duda

¿Vale el respeto a la obra del autor que no me simpatiza por su pensar o ideología?
Me refiero a lo siguiente: tengo un libro, lo leo, me parece bueno y entonces, por la propiedad transitiva si se quiere, el autor o la autora pasan a obtener mi respeto y, tal vez, mi admiración.
Pero resulta que luego, indagando sobre la historia del creador, descubro un pasado turbio, su simpatía por el nazismo por ejemplo.
Entonces mi propia simpatía entra en duda y la admiración se pierde por completo. pero no mi estima por la obra. (Todavía defiendo a Heidegger, apelo al perdón de Arendt, pero intimamente siempre tengo la duda)
Otro ejemplo más reciente podría ser Günter Grass, por su pasado en las SS. Creo que hasta él mismo se arrepiente.
No importa, más que el sujeto me interesa el hecho.
Mircea Eliade en 1936 escribió: “Me tiene sin cuidado si Mussolini es un tirano. Me interesa una sola cosa: que ha transformado un Estado de tercer orden en una de las potencias del mundo” (esta sugestiva mirada internacional no se limita a Italia; también dijo lo siguiente sobre Hungría y Bulgaria en 1937: “De los jefes políticos de la Transilvania heroica, castigados y humillados durante siglos por los húngaros, el pueblo más imbécil que existe en la Historia después de los búlgaros, esperamos nosotros una Rumania nacionalista, armada y vigorosa, implacable y vengadora” (extraído de la nota de Página12 que se cita al pie)
Que Mircea Eliade admirara a Mussolini me desilusiona y, sin embargo, el respeto que siento por su obra no se ve perjudicado.
La dicotomía se produce sin dificultad. Está la obra y más allá el autor, y hago la diferencia con notoriedad.
No como con otros autores, Céline entre ellos, cuyas novelas no me gustan y él me gusta todavía menos. Ahí no hay dicotomía, va todo junto. Igual al revés, Susan Sontag es una, ella y su obra. Mi admiración es coherente en ese caso.
¿Podría apreciarce la obra de un torturador?, ¿O de uno que mató a su mujer?
¿O de tantos otros seres desagradables pero que, sin embargo, poseen una pluma magistral?

(la nota en Página12 es de Juan Forn, se llama Los incompatibles y está en: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-2661-2007-08-12.html)

Comments:
Hace poco leí "LA vida brava" una biografía de Horacio Quiroga escrita por Helena Cobelli que toma el punto de vista de la segunda esposa de Quiroga. Consigue que uno vea a Quiroga como un ser totalmente despreciable, tiránico, desagradable por donde lo mires. Realmente cuando empecé a leerlo pensé que sería una buena excusa para luego releer la obra de Quiroga, pero quedé tan enojada con él, que creo que tardaré un tiempo en reponerme del enojo, je. Y eso que eran problemas mayormente domésticos, si fuera algo como un torturador creo que no lo soportaría.
 
No está fácil eso. Hace poco me preguntaba exactamente lo mismo, de hecho me sigue llamando la atención cómo el talento y la "sensibilidad" no van reñidos con las malas personas. Y ahí se complica más porque ¿quién es bueno y quién es malo? ¿desde el punto de vista de quien?
La historia demuestra que se puede ser terrible jodido y ser terrible artista al mismo tiempo. De todas formas yo me inclino más hacia los que además de artistas son, o fueron, buena gente.
 
increible!
posteo y después leo los comentarios.Hoy contaba en mi blog que acabo de terminar "la vida brava" de Corbellini y me pareció fascinante. En este caso Quiroga era de una personalidad que por lo menos merecía fascinación. No es lo mismo...
 
Me pasa con la Biblia. Tiene pasajes excelentes, pero fue escrita por Dios y yo soy ateo. No se qué pensar.
 
¿Acaso la belleza no existe también 'gracias' a la parte monstruosa, -más o menos considerable- que reside en cada uno de nosotros?
Aún los "buena gente" no parecen del todo fiables.
Qué doloroso no poder disociar el horror, la maldad y crueldad humanas, de la belleza; y sin embargo...
 
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
 
yo superé ese dilema, o mejor lo definí de forma tajante...

separo persona y obra.

(creo que fué una estrategia para sacarme un par de peros de encima)

la obra pertenece al mundo, a lo público. la vida de la persona no.
Por otro lado mido mi vara, arbitraria por ser mía. En el caso de Musssolini, no lo tomo como una persona que hizo cosas, sino como particpante de un proceso. En ese sentido le adjudico (al proceos, no a la persona) las mismas criticas que a todos los gobiernos totalitarios.


Dinaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!

guachita linda!!
voy a agregar un enlace a tu página en fotolog que es donde tengo los enlaces de mis cositas lindassss!!!

me voy despidiendo, nos vemos en el boliche!

besotesss
 
Es curioso que, la vergüenza, siempre persigue a la víctima, no al verdugo....
Un saludo.
 
Carlos,
tu comentario me deja pensando. De repente, en Primo Levi. De repente en otras víctimas. Y qué cierto es!
 
Publicar un comentario



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Nihil humani a me alienum puto (Terencio)